James y Eric procedían de buenas familias. Jugaban juntos de pequeños. James se inclinó por estudiar “business” en las mejores universidades, por supuesto. Eric, descendiente de una estirpe de médicos de renombre, decidió dedicarse al ámbito tecnológico y contribuir así a resolver, a través de la tecnología, algunos de los retos del ámbito de la salud. Juntos, decidieron salvar vidas. Montaron una empresa, levantaron una primera ronda de Friends & Family y construyeron un equipo de 50 personas que compartían su visión y valores. Hasta aquí, todo perfecto.

Nos contactaron para participar en su siguiente ronda de financiación…y a punto estuvimos de hacerlo si no hubiese estallado la patata caliente en la que se había convertido su relación a un par de días de firmar el term sheet.

La realidad de la empresa distaba mucho de lo que nos habían hecho creer. Los dos fundadores llevaban un tiempo distanciándose, cada uno tenía sus “followers” y la tensión entre ambos “equipos” era creciente y totalmente palpable.

Emprender es un proyecto a largo, a muy largo. Con sus picos…pero también con muchos valles. A veces, con travesías por el desierto. Por tanto, resulta imprescindible escoger bien a los compañeros de viaje con los que se quiere emprender dicha aventura. La confianza mutua en las capacidades del otro, el respeto por unos valores compartidos, unos backgrounds complementarios y, sobre todo, un nivel de compromiso similar son imprescindibles para comenzar con buen pie la aventura.

Tras 6 años analizando y trabajando con startups, creo firmemente que el motivo principal del fracaso de muchas de ellas en sus etapas iniciales (y, a veces, no tan iniciales) es el de las desavenencias entre los propios fundadores. El caso de James y Eric, como os podéis imaginar, acabó fatal. 50 personas perdieron sus empleos de la noche a la mañana y un proyecto que hubiese salvado muchas vidas (de haber llegado al mercado) se fue al garete.

Escoger el o los socios adecuados para emprender no solo se trata de una responsabilidad personal si no también de una responsabilidad colectiva tanto hacia los trabajadores que se contratan como hacia los inversores que depositan su confianza en el equipo. Es imprescindible conocerse bien, conocer bien a los otros y ser muy pragmáticos a la hora de tomar decisiones. Que el plan de negocio sea bueno es quizá menos relevante que los que lo ejecutan tengan capacidad para ello. Los buenos equipos evolucionan, reconocen sus errores y limitaciones, pivotan y se retroalimentan en el entusiasmo por seguir luchando para lograr sus objetivos.

SOBRE LEIRE

Leire es directora de inversiones del fondo de capital riesgo Mundi Ventures, fondo que invierte en las series pre-A y A de startups tecnológicas a nivel global. Leire comenzó su andadura en el ámbito del emprendimiento tras graduarse de un MBA en la universidad HKUST de Hong Kong al que accedió gracias a una beca de postgrado de La Fundación La Caixa.

Previamente, Leire fue gerente de una empresa de productos médicos en Kunshan (China) y trabajó para las multinacionales Procter & Gamble y Danone en los ámbitos del gran consumo y la alimentación. Leire es ingeniero industrial por la Universidad de Navarra, donde obtuvo el segundo premio nacional fin de carrera.