Un ejemplo es una empresa social que opera contracorriente

Imagínate una empresa que produce un dispositivo médico para un mercado global dominado por grandes multinacionales.

Por supuesto, debe identificar su hueco en ese mercado, los factores diferenciales o ventajas en las que se va a apalancar y trabajar el posicionamiento y la confianza necesaria para perdurar en una cadena de valor muy competitiva. Después debe resolver su operativa, ubicación, diseño de procesos, captación de talento, inversiones en tecnología, compras de materias primas o componentes.

Si decide no ser quien más sufre en la cadena de valor e ir a la cola del mercado, trabajará la innovación día a día con clientes, con las personas y en sus operativas, vigilando la tecnología, con más oportunidades cuanto más abierta esté a la colaboración.

Imagínate ahora que esa empresa trabaja con personas con desventaja en la sociedad, con menor preparación, que han tenido menos oportunidades que las demás, que la sociedad les hace de lado de alguna manera. Entonces todo cambia en la manera de afrontar la innovación en esa empresa. Porque todos los factores mencionados anteriormente están condicionados por este compromiso. Su modelo de negocio es diferente.

Y viene la adaptación. Tal vez deba adaptarse a un distinto hueco de mercado más accesible para su modelo. No podrá ubicarse en otros países por coste porque quiere emplear personas de aquí, lo resolverá de algún modo si el cliente exige servicio en cercanía, pero es una estrategia diferente. Sus procesos se adaptarán y diseñarán según la capacitación de las personas y se combinarán con soluciones tecnológicas acordes al proceso y las personas. La captación del talento es diferente, porque necesitará los mismos especialistas, pero además deben tener la motivación de integrar el compromiso de la empresa. Las inversiones serán mayores o cuando menos diferentes porque deberán cubrir más necesidades. Todo afecta y se sofistican la innovación y el modelo de negocio.

Ahora imagina que entre las personas con desventaja se centra en aquellas con más desventaja. Pues añadimos una pirueta más a la doble pirueta. Mayor sofisticación, más recursos necesarios… Y cuando a esto añadimos el género, puedes imaginarte hasta la cuarta pirueta.

Ya dirás: ¿qué ganas de subir el Everest por la cara norte no? (esta expresión se la he escuchado a una compañera varias veces “es que nosotros vamos al Everest por la cara norte y claro…”)

En esta empresa hay un propósito muy fuerte, exigente, claro y definido, que aclara mucho el rumbo y que efectivamente te lleva a operar contracorriente a muchas reglas del mercado, o básicamente a intentar subir el Everest por la cara norte. Y sin dejar de ser competitiva claro.

Pues si queremos afrontar los retos actuales de nuestra sociedad, es decir, no dejar atrás a nadie (pobreza, inmigración, discapacidad…), no acabar con el planeta, igualdad de oportunidades por razón de género… es necesario que cada vez más empresas tengan un propósito muy potente y traten de dar respuesta a más retos de la sociedad.

Un propósito exigente y retador que aborde todos los aspectos de la sostenibilidad (económica, social y medioambiental), compartido y bien aterrizado-alineado con toda la estrategia de la empresa e impulsando su innovación, genera bienestar en las personas, sus familias, comunidad y en el planeta.

¿CUÁL ES TU PROPÓSITO?

SOBRE JON ANDER