Pasión y liderazgo: mi viaje de la huerta familiar a la transformación del txakoli

Socio Fundador de Bodegas Itsasmendi

Por Publicado en: 17 de junio de 20240 Comentarios

Siempre tuve claro lo que iba a estudiar. Mi contacto con el sector primario, especialmente en la huerta y la ganadería, todos los fines de semana en el caserío de los hermanos de mi madre, me llevó a la convicción de que quería estudiar agronomía. Lo hice en Villaba (Navarra), en una experiencia muy recomendable para cualquier persona, debido al aprendizaje que supone vivir en un piso de estudiantes. Fue especialmente significativo para mí, siendo una persona tímida, reservada e introvertida. Al volver, entré en contacto con la administración pública, habiendo trabajado en Ayuntamientos, sociedades públicas, Diputaciones y el Gobierno Vasco en diferentes puestos, hasta conseguir una plaza fija en educación agraria de Itsasmendikoi en 1998. Soy socio fundador y el mayor impulsor de Itsasmendi, al que me dedico al 100% desde 2006, renunciando a mi plaza fija del GV.

Comenzar una empresa desde cero y llegar al punto en el que estamos hoy es un pequeño orgullo, no solo por haber cambiado el rumbo del Txakoli, sino también por intentar dignificar una profesión ancestral y desprestigiada durante el siglo XX, como es la agricultura.

Estilos de liderazgo

Todos coincidiremos en que no hay un solo modelo de liderazgo y que es un tema controvertido.

En mi caso, el liderazgo adquiere un curioso punto de partida, desde una persona tímida e introvertida, con carencias en las relaciones sociales, que debe liderar un proyecto con personas, todas ellas mayores que yo. Creo que el inicio para ganarse la confianza fue la humildad, la generosidad, la empatía para entender diferentes situaciones personales y una idea clara del objetivo del proyecto. Un proyecto que nació más por vocación que por claros objetivos económicos y de rentabilidad. En una segunda fase, destacaría el concepto de dar ejemplo, de decir lo que haces y hacer lo que dices, y de estar en primera línea cuando las cosas se ponen difíciles. La tercera parte del liderazgo, en mi caso, ha tenido mucho que ver con hacer mejores profesionales a los que te rodean, sin miedo a que te superen en conocimiento, capacidades y habilidades. El concepto de delegación mediante una tutela inicial fundamentada en el respeto y en la creencia de que todas las personas pueden hacer mucho más de lo que pensamos. Nunca me he visto como líder, pero soy consciente de que tengo habilidades de liderazgo y que mucha gente ha confiado en mí y me ha acompañado en mi sueño, respetándome, apoyándome y demostrando su cariño.

¿Por qué es importante mantener toda la producción y servicios de km 0?

Mi concepto empresarial viene de una actividad vocacional, mi pasión por la naturaleza, por la agricultura y por mi territorio. Sin la parte vocacional y pasional, no existiría Itsasmendi. La convicción, la profesionalidad y la capacidad de colaboración han hecho de un proyecto innovador y rompedor un clásico, transformando un producto defenestrado y poco valorado en uno respetado y valorado, con mucha proyección. Mucho esfuerzo y convencimiento de que los pueblos, las comarcas o los países se construyen desde el respeto e interpretación de la historia y su adecuación a cada momento.

Para mí hubiese sido mucho más sencillo ir a trabajar a Rioja, Priorato, Galicia o Francia, pero siempre me impulsó mi apego a mi tierra y a las marcas colectivas: Txakoli, Bizkaiko Txakolina y Urdaibai. Las marcas colectivas son muy importantes y necesarias, ya que implican ceder una pequeña parte de lo individual en pos del colectivo. Este aspecto se debe trabajar mucho en nuestra sociedad actual, ya que está muy escondido entre las prioridades de la sociedad. Crear algo propio con identidad territorial es algo muy gratificante e inspirador.

¿Qué significa a título personal ese crecimiento exponencial como empresario?

Mi permanente formación, primero en la viticultura, luego en la enología, después en el marketing y comercialización, en la gestión empresarial y, por último, en el ámbito de las personas, para mí ha sido un camino fantástico. Sigo sin tener una meta concreta; los objetivos estrictos a veces son frustrantes, prefiero disfrutar del camino antes que de los logros específicos.

Pero el mayor reto no solo fue conseguir una empresa que ofrezca rentabilidad a medio-largo plazo y no en la inmediatez, sino desarrollar una organización donde las personas sean las protagonistas. Y las personas son de las cosas más complejas y complicadas que existen en las organizaciones. Conseguir modelos donde se implante la implicación, la flexibilidad, la formación e innovación transversal es un reto maravilloso pero difícil. Romper el mito de la demonización del trabajo, del modelo empresarial de años anteriores, que subyace magnificado y analizado de forma superficial, ha sido todo un reto personal.

Hice el camino inverso de mi puesto fijo en la administración a la empresa privada, en el convencimiento de que el modelo de empleo público en este país necesita un buen revolcón y una revolución. ¿Quién podría liderar esto?

Un país necesita un equilibrio de armonía entre la empresa pública y privada para tejer una red sólida de bienestar y, en nuestras manos, está el colaborar e intentarlo al menos. Yo he sido feliz en ese intento y sigo teniendo ilusión como energía sostenible y renovable, esencial en este proyecto.

 


SOBRE GARIKOITZ

Garikoitz Ríos nació en un pueblo pequeñito de Vizcaya y siempre estuvo interesado por la Agricultura. Esa le llevó al Mundo del Vino. Hasta aquí todo normal, pero lo que no estaba previsto es que se convirtiera en un revolucionario del Txacolí. Ingeniero técnico agrónomo de formación y convicción, actualmente gestiona la bodega de txakoli ‘Itsasmendi’ de Bizkaia. 

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